El jamón cada vez tiene más presencia en la dieta mediterránea y aunque disfrutamos de su delicioso sabor, solemos considerarlo como un gusto culposo, principalmente por la fuente de su procedencia, ya que se tiene la idea que la carne de cerdo es una de las que mayor cantidad de grasas aporta a nuestra dieta, una creencia que reforzamos cuando vemos algunos tipos de carne con su característica capa blanca en la parte superior.
A pesar de esto, cuando nos encontramos bajo una dieta saludable, consumir un poco de jamón de vez en cuando no tiene que ser un problema. Lo importante a considerar es el tipo de jamón que comemos y las cantidades de este que incorporamos a nuestra dieta.
¿Qué tipo de jamón es más saludable?
Para responder esta pregunta, primero hay que considerar el contenido nutricional del jamón como tal. Aunque con algunas variaciones de acuerdo al tipo de jamón que se elija, a términos generales 100 gramos de jamón pueden aportarnos hasta un 30% de las proteínas diarias que nuestro cuerpo necesita, ideales en la construcción de masa muscular.
De igual forma, aunque solemos asociar el jamón a una gran cantidad de grasas, lo cierto es que cerca del 60% de las grasas del jamón corresponden a grasas insaturadas, principalmente a ácido oleico. Estas grasas insaturadas tienen la cualidad de aumentar la cantidad de colesterol bueno en la sangre o HDL, mientras disminuyen la cantidad de colesterol malo o LDL. De esta forma el contenido graso en el jamón puede ayudar a regular nuestros niveles de colesterol cuando se come de forma moderada.
Ahora bien, cuando hablamos de calorías, 100 gramos de jamón tendrían un aproximado de unas 300kcal, las cuales sí podrían parecernos muchas si acostumbramos a prestar demasiada atención a este factor. No obstante, hay que considerar que no solamente con el jamón, sino con cualquier tipo de alimento, lo que nos hace engordar no es realmente la cantidad de calorías contenidas en lo que comemos, sino el hecho de consumir muchas más calorías que las que nuestro cuerpo puede gastar.
Por lo tanto, si nos encontramos frente a una dieta con la cantidad de calorías necesarias para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo y además contamos con un estilo de vida activo, incorporar unas porciones de jamón de forma moderada no nos hará engordar.
Dejando en claro esto, hay que tener también en cuenta el tipo de jamón que consumimos. Las variedades más comunes son las siguientes:
Jamón serrano tradicional
Es quizás la variedad más común y procede de cerdos de capa blanca; este tipo de jamón pasa por un proceso de curado de alrededor de 7 meses como mínimo. Una porción de 100 gramos de este tipo de jamón tiene un aproximado de 240 calorías y unos 13 gramos de grasa. Hay que tener en cuenta también que su parte magra tiende a ser más salada, por lo que el aporte de sodio a nuestro organismo no es recomendable para personas con problemas de hipertensión o cuando se tiende a retener líquidos, sin embargo, puede consumirse de forma esporádica y moderada sin mayor problema.
Jamón ibérico
Procedente del cerdo ibérico, de este jamón existen cuatro variedades que tienen que ver con el alimento que se suministra al animal: jamón ibérico de recebo, de bellota, de cebo y de cebo de campo. Su tiempo de curación de más de 2 años produce que las calorías de este tipo de jamón aumenten, por lo que una porción de 100 gramos tendría unas 370 kcal y unos 22 gramos de grasa. A pesar de esto, el porcentaje de proteínas en este tipo de jamón es mayor y los mismos 100 gramos tendrían un aporte de proteínas similar al de dos piezas de bistec de res, con un contenido de sodio menor que el jamón serrano.
Si se desea consumir jamón ibérico, la mejor variedad es el de bellota, ya que los ácidos grasos oleicos en este son más saludables que en cualquier otro tipo de jamón, llegando a compararse con los que podríamos recibir a través de las aceitunas.
Jamón York
Es quizás la variedad más saludable que podemos elegir cuando de calorías se trata. En 100 gramos de jamón York nos encontramos con 108 kcal y solo 3 gramos de grasa. En cuanto a las proteínas, el valor que aportan es similar a una pieza de bistec de res.
Recomendaciones sobre el jamón en las dietas
Como hemos visto no es necesario eliminar el jamón de la dieta, pero sí consumirlo de la forma adecuada y no pasarse con él especialmente cuando lo combinamos con embutidos u otros alimentos con contenido de grasas. Una porción de entre 30 a 50 gramos de jamón es una buena opción en cuanto a nutrientes y pueden consumirse unas dos veces por semana mientras se sigue una dieta saludable de forma regular. Siempre será conveniente elegir los cortes más magros y no cocinarlo, ya que durante la cocción pierde algunos de sus nutrientes.